Boric había prometido desmilitarizar los territorios donde hay asentamientos mapuches y resolver los conflictos por la «vía política», pero volvió, al igual que los gobiernos de derecha anteriores, a decretar el «estado de emergencia» y enviar nuevamente militares a la zona de la Araucanía y otras provincias cercanas, el «Wallmapu», que los mapuches no reconocen como territorio chileno.
En poco más de dos meses de gobierno, el gobierno de Boric mantuvo la dotación policial, reforzó el camino de la militarización de la Araucanía, e incluso con el avance a la “integración” de la nación mapuche con el Estado, como lo es el Estado plurinacional, solo parecía buscar el reconocimiento de naciones originarias.
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