Donald Trump nunca se cansa de recordar sus hazañas, sean verdaderas o
imaginadas. “¡Gané… hasta en Wisconsin!” dijo, orgulloso, a comienzos de
julio, refiriéndose a las elecciones presidenciales de 2016. Esta vez,
para variar, no mentía.
Wisconsin, estado por antonomasia del Midwest,
también es la cuna del progresismo norteamericano. Fue allí donde, en
1854, se fundó el Partido Republicano, entonces a la izquierda de los
Demócratas. Y fue allí donde se creó por primera vez un seguro social
que protegía a los obreros contra el desempleo o los accidentes
laborales. El estado también fue pionero en la protección del medio
ambiente; y Milwaukee, la ciudad más grande del estado, tuvo un
ayuntamiento socialista de forma casi continua desde 1910 a 1960. Cuando
Franklin D. Roosevelt diseñó el New Deal como respuesta progresista a
la Gran Depresión, trajo a muchos de sus arquitectos de la Universidad
estatal en Madison, regida desde su fundación por la filosofía de la “Wisconsin Idea”, que pone el conocimiento académico al servicio de la ciudadanía.
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