Hasta la crisis financiera de 2007, los fondos buitre estaban sobre todo
asociados a los países del Sur y a la especulación sobre los mercados
de las deudas soberanas. Pero con la explosión de las deudas privadas
ligadas a la crisis, los fondos buitre han aprovechado la oportunidad
para recomprar a precio de saldo las deudas impagadas para conseguir
enormes beneficios a corto plazo en Europa, y especialmente en Irlanda,
comprando algunos créditos hipotecarios de bancos en quiebra y entrando
en el capital de empresas en dificultades. Volvemos a encontrar esta
estrategia especialmente en Francia con el desmantelamiento del grupo
Vivarte y en ocasiones, siendo protagonistas los mismos fondos buitre,
en Portugal.
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