El domingo 7 de junio los pueblos de Turquía votarán en los comicios parlamentarios, en medio de una campaña que tiene como protagonista principal al presidente Recep Teyyip, quien busca blindar la mayoría de diputados para impulsar una profunda reforma constitucional. Por esta razón, el mandatario y líder del Partido Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) encabeza las actividades proselitistas, algo que es duramente criticado por sus opositores.
Con una población cercana a los 80 millones de habitantes, 56 millones de personas están habilitadas a participar en estos comicios. El voto decidirá a los 550 parlamentarios que por cuatro años legislarán.
En esta ocasión, veinte organizaciones se presentarán en las elecciones, entre las que destacan el Partido Republicano del Pueblo (CHP) de centroderecha y fundado por Mustafá Kemal Atatürk, ideólogo de la actual República de Turquía; el Movimiento Nacionalista (MHP) de ultra derecha, que impulsa la creación de un imperio turco y catalogado como fascista desde los sectores de izquierda; y el Partido Popular Democrático (HDP), que reúne al vasto pueblo kurdo que habita el sureste del país, vinculado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y que en estos comicios se presenta en alianza con sectores progresistas y de la izquierda turca.
En el sistema electoral de Turquía quienes acceden a una banca en la Asamblea Nacional deben obtener más del 10% de los votos y la mayoría se consigue con 367 diputados. Por esta razón, el gobierno de Erdogan y el AKP se muestran preocupados para alcanzar la mayoría y así lograr las reformas a la Carta Magna. En esta ocasión también el HDP se presenta por primera vez como fuerza legal, ya que en los comicios anteriores sus candidatos eran inscriptos como independientes, por lo cual no necesitaban alcanzar el 10% estipulado por la ley.
En el caso del HDP se intentará alcanzar al menos 70 diputados, aunque se ha alertado del posible fraude que reste votos al partido kurdo. Desde este sector se calcula que una buena votación permitiría forzar un acuerdo de paz entre el gobierno y la insurgencia del PKK, pero también advirtieron que un fraude podría llevar a la guerrilla kurda a finalizar el alto el fuego que sostiene desde hace algunos años. La posibilidad de que el HDP obtenga buenos resultados se constata en el aumento al movimiento kurdo de liberación, como también al efecto positivo que tiene el proceso político y social que el PKK lleva adelante en Rojava, al norte de Siria, la zona kurda ahora controlada por la guerrilla y de donde fue expulsado el Estado Islámico (EI). Las perspectivas de un avance del movimiento kurdo, junto a la izquierda turca, ha tenido como consecuencia que en los últimos meses el HDP sufriera ataques y atentados en 60 de sus locales partidarios. En la actualidad, el partido ligado al PKK controla 100 alcaldías en el sureste del país y muchos de sus diputados y diputadas electos se encuentra exiliados por la fuerte persecución del gobierno de Erdogan.
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