quarta-feira, novembro 17
Rebelión
Después de pasar 17 días a 35 metros de altura, Arun, paquistaní estudiante, Sajad, licenciado con un máster en lenguas, Rachid, marroquí, y Jimi, egipcio técnico informático, cuatro de los seis inmigrantes que se habían subido a una grúa en Brescia, se bajaron finalmente. Protestaban porque, después de haber pagado 500 euros para obtener la regularización de su estancia en Italia, aún no la habían conseguido, igual que otros 11.000 trabajadores que vieron sus solicitudes denegadas. Singh, un indio, que bajó de la grúa voluntariamente, ha sido condenado a seis meses por delito de clandestinidad; él y Papa, un senegalés de 25 años, habían descendido varios días antes. Durante los días en que ocurrió la protesta, muchas organizaciones políticas, sindicales y humanitarias se reunieron pacíficamente bajo la grúa. La policía cargó por orden del vicegobernador. Hubo seis detenidos y doce inmigrantes expulsados. Las primeras palabras de ayer de Arun después de salir de la comisaría estuvieron dedicadas a "sus hermanos egipcios, expulsados a su país aunque tenían recibos del Ministerio del Interior. Una cosa vergonzosa. Esto no es una democracia".
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