El Rey, un funcionario peculiar, hace política pervirtiendo gravemente las reglas democráticas, faltando a los deberes de su cargo.
Ha designado candidato a la Presidencia del Gobierno al conservador Feijó, a pesar de no tener los apoyos suficientes. Un candidato que solo podrá gobernar apoyándose en la ultraderecha, de obtener torticeramente la mayoría de votos en el debate de investidura.
La mayoría social progresista, representada ampliamente en el Congreso, quedó patente tras la elección a la presidencia del Congreso, y de la Mesa, a la socialista Francina Armengol. Sin embargo, su elección por mayoría absoluta no le ha parecido una prueba suficiente al Rey para designar al candidato Pedro Sánchez, que cuenta a todas luces con los apoyos suficientes.
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