El golpe de Estado de 1936 es un tema que lo tengo vivo en la memoria. Muchas historias vividas me contó mi madre. Mis padres y todos los miembros de la familia que vivieron aquellos acontecimientos han fallecido. Mi abuela, por las balas de Franco, ante un paredón en Toledo.
En estos días el 18 de Julio ha adquirido actualidad, por el Debate del Estado de la Nación y la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, que condena el golpe de Estado perpetrado contra la legitimidad democrática de la República y la posterior dictadura franquista, que declara ilegal. Este término se ha añadido para referirse también a todas las condenas y sanciones producidas por razones políticas, ideológicas, de conciencia o de creencia religiosa y que, hasta ahora, el texto solo calificaba de nulas. Igualmente, los tribunales, órganos franquistas y todas sus resoluciones son proclamados ilegales y no solo ilegítimos.
Las derechas se rearman ante el 18 de Julio. El presidente del PP, Núñez Feijóo, se ha comprometido a derogar la Ley de Memoria Democrática, en nombre de la mayoría de los vascos y de los españoles, no solo con los votos del PP y de otros grupos, sino también con los del próximo Partido Socialista Obrero Español para juntos restablecer la memoria y la justicia. La promesa de Feijóo cuenta con el apoyo de quienes aman a Benito Mussolini y adoran a Francisco Franco, como lo han manifestado frente al Congreso de los Diputados; y que preparan actos y misas de exaltación del golpe de Estado del 18 de Julio.
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