“España es una herida en mi corazón. Una herida que nunca cicatrizará. El dolor permanecerá conmigo, recordándome siempre las cosas que he visto…”. Norman Bethune (Gravenhurst, Canadá, 1890 – Yan’an, China, 1939) abandonaría España con esa herida emocional, incurable, que le dejó ser testigo de la Desbandá, la apresurada huida de Málaga a Almería durante los primeros días de febrero de 1937 de unas 150.000 personas bajo el fuego constante de la aviación y los navíos fascistas. El testimonio de este médico canadiense, plasmado en su crónica El crimen de la carretera de Málaga junto a las 26 fotografías que tomó su colaborador Hazen Sise, fue crucial para rescatar del olvido ese negro episodio de la guerra civil. Movido por un profundo sentimiento de solidaridad, Bethune se dedicó en cuerpo y alma a salvar las vidas de los más desvalidos. Tras la experiencia española, aceptaría el encargo de Mao Zedong para organizar la sanidad del Ejército Rojo en el norte de China, donde se libraba una guerra contra el invasor japonés. Sin apenas ayuda, realizaba varias operaciones quirúrgicas cada día, convencido hasta su último aliento de la función social de la medicina. Morirá de septicemia, a pie de trinchera, en noviembre de 1939.
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