Después de haber sido el último rector de la Universidad republicana de Madrid, convertida para 1936 en un campo más de batalla durante la Guerra Civil española, José Gaos (1900-1969) llegaría a México en 1938, donde permaneció hasta el día de su muerte. Esta lo encontró en uno de los salones del Colegio de México cuando presidía un examen de grado de uno de sus discípulos –tantos, por cierto, que tuvo– del otro lado del Atlántico. Su crónica enfermedad cardiaca todavía no le había impedido asistir a sus compromisos y actividades como maestro en filosofía. De hecho, fue gracias a esta vocación que se ganó el reconocimiento como profesor emérito, otorgado en 1961 por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), veinte años antes, en 1941, había adquirido la nacionalidad mexicana.
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