El 27 de octubre de 2014, los soldados llamaron a la puerta de una
anciana en la ciudad egipcia de Rafah, cerca de la frontera con la
Franja de Gaza.
Según Um Muhammad, un vecino y testigo
presencial, un oficial le dijo a la mujer de edad avanzada que el
ejército destruiría su casa al día siguiente.
Cuando la mujer
respondió que ella y su familia había vivido allí toda su vida, el
oficial dijo: "Eso es todo, no hay tiempo para hablar. Mueve tus cosas
desde este momento". Si no lo haces, le dijo el oficial, "la demoleremos
con todo en el interior".
La mujer dijo una oración y luego le dijo al oficial: "Nos estás pateando fuera de nuestra patria."
"Ve a buscar otra patria", replicó el oficial. "No quiero oír ni una palabra".
La casa de Um Muhammad también fue demolida unos días más tarde, un
edificio de tres pisos que albergaba a muchos miembros de la familia,
incluidos los niños.
Estas son sólo dos de las historias que se detallan en un nuevo informe de Human Rights Watch
sobre los desalojos forzados del régimen militar egipcio para crear una
"zona de seguridad" en la frontera y además aislar a los palestinos en
la Franja de Gaza.
La destrucción se ha hecho con el pretexto,
sin pruebas que la respalden, de que han entrado insurgentes y armas a
Egipto desde Gaza.
El ministerio de Relaciones Exteriores de Egipto respondió
al informe de Human Rights Watch defendiéndose con afirmaciones de que
está actuando para "asegurar" sus fronteras contra "oleadas de
terrorismo".
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