El Banco Central Europeo (BCE) anunciaba[1] que dejará de aceptar los bonos de deuda griegos como garantía o “colateral” en sus préstamos a los bancos si Grecia no alcanza un acuerdo con la UE y el FMI. El argumento técnico del organismo monetario es que hasta hora podía hacer una excepción al admitir como aval los títulos de deuda pública griegos, calificados como “bonos basura” (junk bonds) siempre que Grecia se mantuviera bajo un programa de ajuste de la UE y el FMI, lo que garantizaría la solvencia de esos activos. Pero mientras no se alcance ese acuerdo, según el BCE no podrían aceptarlos para no poner en riesgo al conjunto de la Unión.
Tras esta fachada tecnocrática, con la imagen de una autoridad monetaria decidida en aplicar de manera mecánica su mandato, la motivación real desde el BCE es obviamente política. Una extralimitación de sus su funciones y un evidente chantaje en pleno proceso de renegociación planteado por Grecia, entre otros con el propio BCE.
El anuncio supone que los bancos helenos perderían una vía de acceso a la financiación por parte del BCE, aunque no el cierre definitivo del grifo para ellos. Aún les quedaría otra opción como es la asistencia de liquidez de emergencia (ELA por sus siglas en inglés) por parte del Banco de Grecia, quien asumiría el riesgo. Pero incluso esta segunda vía podría cerrarse si así lo votan al menos 2/3 del Consejo de Gobierno del BCE.[2] Aunque complicado en la práctica (y más si Varoufakis y Tsipras recaban suficientes apoyos en su actual gira europea) es algo que podría ocurrir si Grecia permaneciera fuera del memorándum. En todo caso, aun manteniéndose sería complicado aumentar la ELA a los bancos griegos.[3]
Los bancos griegos no son tan dependientes de la deuda pública como vía de financiación, por lo que directamente no tendría un impacto serio ahora mismo. Así, en diciembre de 2014, de un total de 56 mil millones de euros prestados por el BCE algo menos de 8 mil millones habrían sido mediante el uso de estos títulos como garantía.[4]
En realidad los bancos griegos dependen de la asistencia financiera del BCE pero por otra vía bien conocida en Irlanda o España: bonos de los bancos garantizados por el Estado (en Grecia son los llamados Pillar II y Pillar III). Pero en 2013 el BCE anunció[5] que no admitiría estos bonos a partir del 28 de febrero de 2015. Justo la fecha de las nuevas negociaciones para un nuevo préstamo de la UE y el FMI a Grecia, qué casualidad.
Se trata pues de algo ya anunciado con tiempo y conocido por el actual ejecutivo de Tsipras. Cabe preguntarse entonces, ¿qué necesidad había de añadir este anuncio si no es para meter más presión aun gobierno democráticamente electo?
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