O presidente do Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, afirmou esta terça-feira em Bruxelas que “as instituições parecem muito favoráveis” ao conteúdo da carta entregue por Atenas na noite de segunda-feira. Resultado: está agendada uma teleconferência para as 14 horas de Bruxelas (13h em Lisboa) em que os ministros das Finanças da zona euro. Esta manhã, o mesmo responsável adiantou no Parlamento Europeu que “os ministros da zona euro podem equacionar novas medidas de alívio da dívida grega” caso os objetivos principais do ajustamento prescrito pelas instituições externas sejam cumpridos. A carta grega inclui promessas do Governo de que as privatizações já terminadas não serão anuladas e que serão feitas reformas para modernizar o sistema fiscal e o sistema de pensões.
terça-feira, fevereiro 24
domingo, fevereiro 15
La coacción del BCE a Grecia
El Banco Central Europeo (BCE) anunciaba[1] que dejará de aceptar los bonos de deuda griegos como garantía o “colateral” en sus préstamos a los bancos si Grecia no alcanza un acuerdo con la UE y el FMI. El argumento técnico del organismo monetario es que hasta hora podía hacer una excepción al admitir como aval los títulos de deuda pública griegos, calificados como “bonos basura” (junk bonds) siempre que Grecia se mantuviera bajo un programa de ajuste de la UE y el FMI, lo que garantizaría la solvencia de esos activos. Pero mientras no se alcance ese acuerdo, según el BCE no podrían aceptarlos para no poner en riesgo al conjunto de la Unión.
Tras esta fachada tecnocrática, con la imagen de una autoridad monetaria decidida en aplicar de manera mecánica su mandato, la motivación real desde el BCE es obviamente política. Una extralimitación de sus su funciones y un evidente chantaje en pleno proceso de renegociación planteado por Grecia, entre otros con el propio BCE.
El anuncio supone que los bancos helenos perderían una vía de acceso a la financiación por parte del BCE, aunque no el cierre definitivo del grifo para ellos. Aún les quedaría otra opción como es la asistencia de liquidez de emergencia (ELA por sus siglas en inglés) por parte del Banco de Grecia, quien asumiría el riesgo. Pero incluso esta segunda vía podría cerrarse si así lo votan al menos 2/3 del Consejo de Gobierno del BCE.[2] Aunque complicado en la práctica (y más si Varoufakis y Tsipras recaban suficientes apoyos en su actual gira europea) es algo que podría ocurrir si Grecia permaneciera fuera del memorándum. En todo caso, aun manteniéndose sería complicado aumentar la ELA a los bancos griegos.[3]
Los bancos griegos no son tan dependientes de la deuda pública como vía de financiación, por lo que directamente no tendría un impacto serio ahora mismo. Así, en diciembre de 2014, de un total de 56 mil millones de euros prestados por el BCE algo menos de 8 mil millones habrían sido mediante el uso de estos títulos como garantía.[4]
En realidad los bancos griegos dependen de la asistencia financiera del BCE pero por otra vía bien conocida en Irlanda o España: bonos de los bancos garantizados por el Estado (en Grecia son los llamados Pillar II y Pillar III). Pero en 2013 el BCE anunció[5] que no admitiría estos bonos a partir del 28 de febrero de 2015. Justo la fecha de las nuevas negociaciones para un nuevo préstamo de la UE y el FMI a Grecia, qué casualidad.
Se trata pues de algo ya anunciado con tiempo y conocido por el actual ejecutivo de Tsipras. Cabe preguntarse entonces, ¿qué necesidad había de añadir este anuncio si no es para meter más presión aun gobierno democráticamente electo?
Tras esta fachada tecnocrática, con la imagen de una autoridad monetaria decidida en aplicar de manera mecánica su mandato, la motivación real desde el BCE es obviamente política. Una extralimitación de sus su funciones y un evidente chantaje en pleno proceso de renegociación planteado por Grecia, entre otros con el propio BCE.
El anuncio supone que los bancos helenos perderían una vía de acceso a la financiación por parte del BCE, aunque no el cierre definitivo del grifo para ellos. Aún les quedaría otra opción como es la asistencia de liquidez de emergencia (ELA por sus siglas en inglés) por parte del Banco de Grecia, quien asumiría el riesgo. Pero incluso esta segunda vía podría cerrarse si así lo votan al menos 2/3 del Consejo de Gobierno del BCE.[2] Aunque complicado en la práctica (y más si Varoufakis y Tsipras recaban suficientes apoyos en su actual gira europea) es algo que podría ocurrir si Grecia permaneciera fuera del memorándum. En todo caso, aun manteniéndose sería complicado aumentar la ELA a los bancos griegos.[3]
Los bancos griegos no son tan dependientes de la deuda pública como vía de financiación, por lo que directamente no tendría un impacto serio ahora mismo. Así, en diciembre de 2014, de un total de 56 mil millones de euros prestados por el BCE algo menos de 8 mil millones habrían sido mediante el uso de estos títulos como garantía.[4]
En realidad los bancos griegos dependen de la asistencia financiera del BCE pero por otra vía bien conocida en Irlanda o España: bonos de los bancos garantizados por el Estado (en Grecia son los llamados Pillar II y Pillar III). Pero en 2013 el BCE anunció[5] que no admitiría estos bonos a partir del 28 de febrero de 2015. Justo la fecha de las nuevas negociaciones para un nuevo préstamo de la UE y el FMI a Grecia, qué casualidad.
Se trata pues de algo ya anunciado con tiempo y conocido por el actual ejecutivo de Tsipras. Cabe preguntarse entonces, ¿qué necesidad había de añadir este anuncio si no es para meter más presión aun gobierno democráticamente electo?
sexta-feira, fevereiro 13
No hay paz sin Rusia
El relato de política exterior que hacen nuestros políticos y medios de comunicación es una "construcción de mentiras", dice Oskar Lafontaine, uno de los políticos más lúcidos del viejo continente. Lafontaine menciona las declaraciones que la canciller Angela Merkel repite constantemente: a saber, la de que "es increíble que 25 años después de la caída del muro de Berlín se siga pensando en esferas de influencia y se viole el derecho internacional".
La canciller Merkel lo dice por Rusia. Y toda una legión de periodistas, políticos y expertos siguen esa corriente, mientras apelan a echar más leña al fuego armando más a Ucrania y aplaudiendo la creación de nuevas fuerzas militares de la OTAN en Europa Oriental.
Alguien que suscriba la consideración de Merkel sólo puede ser un ignorante del mundo que le rodea, porque en todo el mundo se libra una lucha por zonas de influencia, por recursos y mercados, y porque Occidente es el primero en practicar eso violando el derecho internacional.
Todo eso lo explican con toda claridad, y desde hace muchos años, los gurús de la política exterior estadounidense, los Zbigniew Brzezinski, Henry Kissinger y sus epígonos. Es algo conocido y admitido. La ampliación de la OTAN hacia el Este no fue más que una ampliación de esfera de influencia. Todas las guerras de Occidente de los últimos años (Yugoslavia, Afganistán, Iraq, Siria, Yemen, Libia, Somalia...) se han hecho en esa clave y pisoteando el derecho internacional, ignorando o abusando resoluciones de la ONU y cometiendo crímenes que entran de pleno en el concepto de terrorismo. "Quienes dicen que la política exterior occidental y sus guerras tienen que ver con derechos humanos, derechos de la mujer, libertad o democracia, mienten", dice Lafontaine.
En Ucrania, Rusia también ha cometido acciones claramente ilegales, como apropiarse de Crimea y apoyar a los rebeldes rusófilos del Este, que no se diferencian en su forma de las que Occidente ha practicado en muchas ocasiones, aunque su contexto defensivo y reactivo (es su gente y su frontera vital) sea meridianamente claro para cualquier observador neutral.
La canciller Merkel lo dice por Rusia. Y toda una legión de periodistas, políticos y expertos siguen esa corriente, mientras apelan a echar más leña al fuego armando más a Ucrania y aplaudiendo la creación de nuevas fuerzas militares de la OTAN en Europa Oriental.
Alguien que suscriba la consideración de Merkel sólo puede ser un ignorante del mundo que le rodea, porque en todo el mundo se libra una lucha por zonas de influencia, por recursos y mercados, y porque Occidente es el primero en practicar eso violando el derecho internacional.
Todo eso lo explican con toda claridad, y desde hace muchos años, los gurús de la política exterior estadounidense, los Zbigniew Brzezinski, Henry Kissinger y sus epígonos. Es algo conocido y admitido. La ampliación de la OTAN hacia el Este no fue más que una ampliación de esfera de influencia. Todas las guerras de Occidente de los últimos años (Yugoslavia, Afganistán, Iraq, Siria, Yemen, Libia, Somalia...) se han hecho en esa clave y pisoteando el derecho internacional, ignorando o abusando resoluciones de la ONU y cometiendo crímenes que entran de pleno en el concepto de terrorismo. "Quienes dicen que la política exterior occidental y sus guerras tienen que ver con derechos humanos, derechos de la mujer, libertad o democracia, mienten", dice Lafontaine.
En Ucrania, Rusia también ha cometido acciones claramente ilegales, como apropiarse de Crimea y apoyar a los rebeldes rusófilos del Este, que no se diferencian en su forma de las que Occidente ha practicado en muchas ocasiones, aunque su contexto defensivo y reactivo (es su gente y su frontera vital) sea meridianamente claro para cualquier observador neutral.
segunda-feira, fevereiro 9
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