Los dirigentes de la Unión Europea, y muy especialmente los líderes de los 17 países miembros de la Eurozona, están indignados. Creían poder llegar a la cumbre del G-20 de esta semana en Cannes con los deberes hechos in extremis, y Papandreu les ha dado el gran disgusto de anunciarles que va a someter a referéndum el drástico plan de ajuste que se le exige para recibir otra partida más del mal llamado rescate.
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