Europeos: redes sociales, cortesía y silencio
En mis primeros años de vida cotidiana en Europa me sorprendía la cortesía. Como provinciana en Buenos Aires y además amblíope estaba acostumbrada al “salí de ahí, dale, apurate, correte”. Me encantaba la paciencia con que las cajeras del supermercado y las personas que estaban detrás de mí en la cola aceptaban mi dificultad para ver las monedas en Francia, donde además en las bibliotecas puedo elegir computadoras con caracteres adaptables a mi vista, o que en Italia siempre hubiera alguien dispuesto a leerme el tiempo de cocción de cada tipo de pasta, o que en Inglaterra pudiera tomarme el tiempo para pasar los kilos a libras. Pero la comprensión se transforma en ferocidad si no se separa correctamente el orgánico, del papel, plástico o vidrio en la recolección diferenciada de residuos, o si no se saca la nieve de las carreteras en tiempo para llegar al trabajo a horario, pues está primero el ambiente en general y el trabajo que se debe realizar en tiempo y forma para que todos sigamos viviendo bien.
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