Parece que cuando Friedrich Schiller compuso en 1785 el poema que
posteriormente utilizaría Beethoven para finalizar su novena sinfonía lo
tituló Oda “a la libertad” (An die Freiheit), pero la censura del naciente estado prusiano le obligó a cambiar el título por el de Oda “a la alegría” (An die Freude).
Schiller, de todas maneras, se las apañó para dejar claro que la
alegría a la que le dedica la oda es la alegría que produce la
libertad...
Este es un ejemplo histórico de “despolitización”:
Schiller es despolitizado y su oda ya no puede hacer referencia a la
libertad en una época en que la libertad está mal vista (casi siempre lo
ha estado). Y el cambio “despolitizador” es un cambio clásico: cambiar
“libertad” por “alegría”.
No deja de ser chocante que la Unión
Europea escogiera una obra “despolitizada” como himno de la Unión. Y es
que la “despolitización” es consustancial a la Unión Europea. Pero, para
que todo quedase aún más despolitizado, la UE declaró en 1972 que el
himno no tiene letra, sólo música... la de Beethoven... así quedaba
totalmente “despolitizado”, no fuera a ser que alguno se entusiasmara
escuchando la alabanza que hace a la fraternidad el poema de Schiller,
de ahí pasara a pensar en la igualdad y que, llegados a ese punto,
alguien atisbara la idea de libertad (que es lo que se quiere evitar).
No: era mejor dejarlo sin letra. Ni siquiera que mencionara la alegría.
Era necesario “despolitizarlo” del todo (aunque la música de Beethoven
sea una referencia permanente a la libertad).
En España, antes de
entrar en la Europa comunitaria, también hemos “despolitizado” mucho:
Pemán despolitizó la poesía (hasta que Celaya, un tecnócrata converso,
un ingeniero ingenioso, la volvió a cargar de futuro), los Ozores
despolitizaron el cine (hasta que Carlos Saura estrenó La caza) y
Lola Flores despolitizó la canción (hasta que Raimon, Llach y Paco
Ibáñez nos recordaron que cantar es un actividad política)... En todos
los casos, se repite el esquema: cambiar la libertad por la alegría.
Pero
“despolitizar” es algo que va mucho más allá de la imposición de la
alegría como sucedáneo de la libertad. Así lo han visto muchos
pensadores, como Pierre Bordieu, en el artículo de 2001 que mencionamos
al comienzo. Unas ideas, las de Bordieu, que vienen muy a cuento de la
propuesta del PP y Ciudadanos para “despolitizar” Telemadrid. Todo se
conjura con esta palabra: “despolitizar”. Y sin embargo, como muy
acertadamente vio Bordieu, esconde mucho más de lo que pueda parecer a
simple vista.